El complejo de Mary-Chon by Corín Tellado

El complejo de Mary-Chon by Corín Tellado

autor:Corín Tellado [Tellado, Corín]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 1957-12-31T16:00:00+00:00


VI

Don Ismael estaba de buen humor. Vendió toda la mañana, la caja registradora apuntaba una buena cantidad y su estado de ánimo, por lo tanto, era excelente.

Mary Sol decidió aprovechar aquella racha para abordarlo. No nombraría a su tía Canora. El nombre de esta mujer era veneno para su padre, y por muy buen humor que tuviera, nada más de oír la fatídica palabra, este se evaporaba.

—¿Ya sabes que el señor Frondoso y su hija se han ido a Madrid, papá?

—Sí. Lo dijeron en la tienda.

—Marisa se ha casado.

Don Ismael levantó la cabeza.

—¿Se ha casado? ¿Otra vez? No supe que Gabriel hubiera muerto.

—Papá, por Dios. No ha muerto Gabriel. Marisa vive con él.

—¿Entonces te refieres a ese matrimonio? Hija, hace mucho que lo hicieron.

—Sí. «Feucha» está en Madrid también.

—¿Te refieres a la hija del general?

—Sí.

Don Ismael movió su inmensa panza.

—Claro. ¿Quién se lo impide? Tienen mucho dinero, hijita. Y son gente aristocrática. Además, poseen un palacete en la Castellana. Bah, bah. Esa gente tiene lo que quiere.

—Tú eres tan rico o más que ellos.

Don Ismael dejó de mover la panza.

—¿Yo? ¿Qué sandeces estás diciendo? Tenemos lo justo para vivir. Lo justo, ¿te enteras? Y bastante hago si te he puesto una criada y te mantengo. ¿Sabes tú cómo está hoy la vida? Insoportable, sencillamente insoportable —bufó—. ¿Yo, dinero? Pero si la venta de una caja de cerillas es motivo para mí de regocijo. ¿Sabes cuánta ganancia me deja? Cinco céntimos, y cinco céntimos no se desperdician. A cinco y a cinco he logrado un comercio.

—Te casaste con la hija del dueño —dijo la joven, irritada—. No lo hiciste a cinco y a cinco. Lo encontraste hecho.

La panza de don Ismael bajó y subió agitadísima.

—Óyeme… —enrojecía de indignación—, si vuelves a decir eso, te doy un sopapo.

Mary Sol hubo de contener las ganas de llorar.

—Papá, te lo suplico.

Cuando Mary Sol se ponía a suplir, don Ismael sudaba.

—Pues no supliques —rezongó, tragando de un bocado el trozo de bacalao, que quedó cruzado en su boca.

—Permíteme que vaya a Madrid, papá.

El bacalao no se movió en la boca inmensa. Ni para atrás ni para adelante. Hizo un esfuerzo. Al fin lo tragó.

—¿Qué?

—Que me permitas ir a Madrid. Mary Chon me invitó hace tiempo. Le escribiré diciéndole que acepto…

—¿Qué?

—Total, con tres mil pesetas al mes me arreglaré.

Don Ismael, puesto en pie, parecía preso de un ataque.

—¿Tres mil pesetas? —rugió más que dijo—. ¿Has dicho tres mil pesetas, Mary Sol? ¿Sabes lo que supone esa cantidad? Dios santo, tres mil pesetas que no gano en dos meses.

—Papá —lloriqueó la joven—, si tienes millones.

La paciencia del comerciante tocó a su fin. Dio un manotazo sobre la mesa y el bacalao salió zumbando, la botella del vino se volcó, mojó el pan, cayó la cuchara y el tenedor, formando un estrépito terrible.

—¿Millonario? Pero tú sueñas, hija mía —gritó agitando la panza—. Estas muchachas de ahora piensan que los millones se encuentran en las esquinas. ¡Millones! Ojalá tuviera millones.

Y, sofocado, huyó del comedor, dejando a su hija desolada.

* * *

Mary Sol no quería su libertad a cambio de la muerte de su padre.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.